«La radio, el teléfono, el radar, la televisión, etc., son aplicaciones prácticas de un único descubrimiento: la circulación de las ondas a través del espacio. Pero ¿por qué dejar sólo a la ciencia y a la técnica explotar este descubrimiento? El espacio no está únicamente atravesado por ondas que permiten telefonear, seguir programas de radio o de televisión, etc. Otras ondas más sutiles también lo atraviesan; el aire que nos rodea está saturado de corrientes, de mensajes que también podemos captar. Porque el Creador ha colocado en el hombre aparatos que le permiten recibir las ondas emitidas por los espíritus más evolucionados, los Iniciados, los Ángeles, los Arcángeles, todas las entidades celestiales.
Entonces, ¿por qué estar sólo en comunicación con los humanos que gritan, reivindican, se rebelan y amenazan? Debemos utilizar los aparatos que Dios nos ha dado (el cerebro por supuesto, pero también el plexo solar, el centro Hara y los chacras) para entrar en comunicación con los seres superiores a nosotros. Según logramos entrar en vibración con su longitud de onda, somos recibidos en su luz y en su paz.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: aledaños Valsain, Segovia, 1 marzo 2017 (cortesía de Francisco Limonches)