«Acostumbraros a agradecer. Sí, agradeced a cada instante, e incluso agradeced sea lo que fuere que os pueda venir: en medio de las dificultades, de las tristezas, de los sufrimientos, agradeced constantemente. De esta forma, neutralizáis los venenos producidos en vosotros por esos estados negativos, cicatrizáis las heridas, porque nada puede resistirse al reconocimiento. Por tanto, agradeced hasta sentir que todo lo que os llega es para vuestro bien. Desde ahora, decid: “Gracias, Señor. Gracias, Señor…”

Dad las gracias por lo que tenéis, pero también por lo que no tenéis, por lo que os da alegría y por lo que os hace sufrir. Es así como mantendréis en vosotros la llama de la vida. Me preguntaréis: “¿no es más que eso?” Sí, no es más que eso, pero practicad ese método y constataréis los resultados.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: peonías en Galapagar (Madrid) , 2 mayo 2021, cortesía de Enrique Grasset