«Por todas partes donde pasamos, sobre todos los seres y objetos que tocamos, dejamos huellas. Existen personas malvadas de las cuales se dice que, donde ponen el pie, la hierba no vuelve a crecer. Y, simbólicamente al menos, no es ninguna exageración. Otras, al contrario, que sólo piensan en iluminar, vivificar, confortar y liberar a las criaturas: dejan, por todas partes por donde pasan, huellas tan vivificantes y luminosas, que aquellos que vienen después de ellos, se sienten de repente regenerados.

Por tanto, allá donde estéis, pensad sólo en pronunciar los mejores deseos: «¡Que todos aquellos que vengan aquí se sientan colmados por el amor y la fraternidad!… ¡Que descubran la verdadera vida!… ¡Que se conviertan en hijos de Dios y trabajen por la venida de su Reino a la tierra! Por todas partes, en la ciudad o en el campo, ya andéis por las calles o por los caminos, bendecid con el pensamiento esas calles o esos caminos. Pedid que todos los que pasen por allí reciban la paz, la luz, la esperanza.»»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Imagen: Oporto, 14 mayo 2017