«Si alguien, por necesidad de ampliar su territorio o su influencia, trata de mezclarse en vuestros asuntos, despojaros, sabed que siempre tenéis la posibilidad de lanzaros hacia las alturas o de descender hasta las profundidades de vuestro ser. Y ahí, no le dejéis entrar nunca, defendeos, porque vuestro espacio interior es el de la Divinidad.

No debéis defender demasiado vuestro interés personal, vuestros derechos egoístas, sino que debéis defender el derecho divino en vosotros. Y ¿qué significa defender el derecho divino? Jamás aceptar infringir las reglas del amor, de la sabiduría y de la verdad, participando en una empresa que pueda obstaculizar vuestro perfeccionamiento o el de los demás.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: escena en Madrid, 15 mayo 2021