«Cuando vais por la mañana a contemplar la salida del sol, dejaos impregnar por la pureza de la atmósfera, por esa claridad que aparece poco a poco en el horizonte, anunciando la venida de un nuevo día. La vida en la tierra, es verdad, no es más que perpetuos recomienzos. «No hay nada nuevo bajo el sol», decía Salomón en el Eclesiastés, y este eterno volver a empezar le parecía fastidioso. Lo había conocido todo, lo había experimentado todo, poseído todo, y acabó concluyendo que todo eso no era más que «vanidad y persecución del viento.»

Sí, quizá no haya nada nuevo bajo el sol, pero ¿por qué permanecer bajo el sol? Si subimos al sol, si entramos en vibración con su corazón, cada día todo nos parecerá nuevo.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago entre Hontanas y Castrojeriz (Burgos), 16 mayo 2018