«Aquél que se decide a entrar en sí mismo descubre que la fuente de sus riquezas, su espíritu, es inagotable y que con muy pocas cosas está saciado, satisfecho, colmado. Estamos obligados a volver siempre sobre misma cuestión: cómo liberar el espíritu en nosotros. Es con él con el que debemos contar primero. En los momentos de pruebas y agitaciones sólo el espíritu tiene el poder de sostenernos y darnos los medios para reconstruirnos. Todo puede abandonarnos, podemos perderlo todo, todo, excepto a nosotros mismos, nuestro espíritu. Así pues, ¿por qué no buscar ahí, en nosotros, puesto que es la única posesión, la única certeza que tenemos realmente?

Nuestros éxitos y nuestras alegrías, por supuesto, pero también nuestras pruebas y nuestras penas, todo puede servirnos para volver a buscar las riquezas que el espíritu ha depositado en nosotros. Quizá no sean muy aparentes, porque lo más precioso que nos ha sido dado por el Creador está profundamente escondido en nosotros. Pero gracias a ese esfuerzo que haremos para descubrirlos, creceremos en el mundo del espíritu.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: campo en Toledo, 6 mayo 2019 (cortesía de Carchín Oriol)