«Ante un desengaño, un fracaso, un accidente, a veces pensáis: «Sí, es cierto, algo me había advertido. ¡Era como una voz en mi interior, pero tan débil, tan suave!…» Y vosotros no quisisteis oír esta voz que quería preveniros y preferisteis seguir las voces que os hablaban muy a menudo y con gran fuerza para induciros a error.

Pues bien, sabed que el Cielo habla suavemente y sin insistencia: dice las cosas una vez, dos veces, tres veces, después se calla, y peor para vosotros si no le hicisteis caso. Sí, la voz del Cielo siempre es extremadamente suave, melodiosa y breve. La intuición no insiste mucho más. Y si no estáis atentos, si no distinguís esta voz, porque el estruendo de vuestros deseos y de vuestras codicias retiene vuestra atención, no os quejéis si os extraviáis.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago de Madrid, llegando a Segovia, 10 de mayo de 2019