«Respondiendo a una pregunta que le hicimos, el Maestro Peter Deunov dijo un día que se reconoce la evolución de un hombre por la intensidad de la luz que emana de él.

Yo era muy joven entonces y no poseía todavía esos criterios, y esta respuesta me afectó de tal forma, que fue después sobre ella en la que basé una gran parte de mi existencia. A lo largo de toda mi vida, yo también he comprendido que podemos juzgar a los seres por su luz. Esta luz, desde luego, no es realmente visible, pero la sentimos en la mirada, en la expresión del rostro, en la armonía de los gestos. No depende ni de las facultades intelectuales ni de la instrucción, es una manifestación de la vida divina, y es esa luz la que debemos buscar sin saciarnos nunca.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: comarca de Lascuarre (Huesca), 6 mayo 2021, cortesía de Carlos Bravo Suárez