“Incluso en medio de una actividad, es importante detenerse, al menos unos segundos, para poder mantener el contacto con las Inteligencias celestiales, con las entidades creadoras. En este contacto, en este vínculo, encontramos el equilibrio, la paz, y sobre todo la luz que nos permite actuar correctamente.

¿Cómo definir este vínculo? Cuando os despertáis por la mañana, vuestra habitación está sumida en la oscuridad y, antes incluso de salir de la cama para ir a lavaros y vestiros, encendéis la luz, porque si no, corréis peligro de tropezar, de empujar o romper algún objeto. Ahí tenéis el contacto, el vínculo: empezar llamando a la luz. Y en el plano psíquico, no es sólo por la mañana, sino varias veces durante el día, que debéis encender la luz, porque lo más importante siempre es empezar por ver con claridad para poder orientarse. Cada vez que nos conectamos con el Señor, Él marca con su sello el trabajo que vamos a emprender.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos Cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Imagen: campo de amapolas cerca de Grau (Huesca), 6 mayo 2020 (cortesía de Carlos Bravo)