“Vienen tiempos en los que debemos aprender a trabajar no solo para nosotros mismos, sino para la tierra entera. Para alcanzar esta nueva filosofía, hace falta elevarse al Cielo con el pensamiento para hacer descender la luz, el amor y la paz de lo alto hasta el plano físico.
La vida celestial debe descender en la materia, en el cuerpo físico e irradiar a través de él. Por ello en vuestras meditaciones y en vuestras oraciones, pedid que esa luz, ese espíritu y esa fuerza divina desciendan sobre vosotros, que todas vuestras células se impregnen… Después de haber trabajado así durante años, sentiréis un día que el Cielo está en vosotros, que la luz está en vosotros. En ese momento, es mucho más fácil orientar a los seres hacia el bien, ayudarles, aportarles paz y alegría.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: primavera en la cara norte de Guara (Huesca), 2 mayo 2021, cortesía de Carlos Bravo Suárez