««No hay nada nuevo bajo el sol» dijo Salomón. Admitámoslo, pero el sol, ¿no es siempre nuevo? Cada mañana, al levantarse, nos invita a recibir una vida nueva, a armonizarnos con las nuevas corrientes que envía al universo. Y además, ¿por qué permanecer debajo del sol? Si con el pensamiento tratamos de subir hasta el sol, si entramos en vibración con su corazón, cada día todo nos parecerá nuevo.
Al principio, evidentemente es difícil sentir el sol como un ser vivo, vibrante. Le miráis y os parece lejano. ¿Por qué? Porque no forma parte de vosotros, o más bien porque no llegáis todavía a formar parte de él. Pero perseverad, esforzaos en entrar en él, pronto recibiréis de él nuevas fuerzas. Será como si, por primera vez, vivierais.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: campo en Toledo, 2 mayo 2019 (cortesía de Carchín Oriol)