«¿Sabéis que vuestra vida puede convertirse en extraordinariamente rica y llena? Pero con una condición: que aprendáis a abriros, a ser más fraternales, más generosos. ¿Por qué sois tan avaros? Siempre esperáis que sean los demás los que den el primer paso, que os saluden, que os sonrían. Pues bien, a partir de hoy, debéis dejar de esperar, y debéis poneros a proyectar cada vez más luz y amor, y a inundar la atmósfera de vuestro entorno con vuestras emanaciones. Entonces, incluso las piedras de los caminos comenzarán a estremecerse, y todos aquellos que se acerquen a vosotros sentirán que una vibración desconocida se comunica con ellos.
El hombre es capaz de animar y de espiritualizar la materia, y no sólo la materia de sus propias células, sino de toda la naturaleza a su alrededor, e incluso las piedras. Y llegará un día en que habrá aprendido a extraer de su corazón y de su alma partículas de luz y amor.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos Cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: el campo en Almendral de la Cañada (Toledo), 2 mayo 2020 (cortesía de Pilar Fer y María Piedad Calvo Díaz)