«Aquél que está realmente inspirado por un alto ideal jamás se desanima. La sola presencia en él de este alto ideal que le nutre y le guía, le hace feliz. Sabe, siente que camina por el buen camino, que nada jamás obstaculizará su progreso y esto le basta, incluso aunque en este camino llegue a cometer pasos en falso, lo que es inevitable. Porque no basta con decidirse a andar por el buen camino para mantenerse en él sin vacilar. Al mínimo error, ante la más pequeña caída muchos se lamentan: «¡Ah, jamás lo conseguiré, soy estúpido, incapaz, débil, despreciable.» Estas son las reacciones típicas de un orgullo mal entendido, de un orgullo herido. Por lo tanto, aunque cometáis errores, aunque os caigáis, no os detengáis, volveos a levantar y seguid adelante, a pesar de las flaquezas, las caídas, los fracasos, y los errores.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Imagen: campo en Toledo, 3 mayo 2017 (cortesía de Carchín Oriol)