«A veces os preguntáis si es tan importante imponerse una disciplina de vida para alcanzar un nivel más elevado de consciencia y desarrollar el dominio, la sabiduría, la bondad. ¡Es tan largo y difícil! Por supuesto, podemos vivir en la tierra sin imponernos tantos esfuerzos. Lo vemos todos los días, podemos vivir en la tierra casi de cualquier manera. Pero en qué «tierra» vivimos entonces, ahí está la cuestión. Para vivir en la tierra de nuestra alma, esta región donde reina una primavera eterna, debemos alimentar nuestros cuerpos espirituales.

En la tierra en la que vivimos actualmente, es imposible escaparse del invierno, con el frío, las nubes, la lluvia. Pero con el pensamiento podemos ya elevarnos hasta la región de esa primavera eterna. Y cuando consigamos volvernos a juntar con nuestro Yo superior, ya nada se interpondrá entre nosotros y el sol divino, estaremos siempre iluminados, reconfortados, vivificados.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: atardecer en Gotarrendura, Ávila, 21 abril 2019 (cortesía de Javier de Francisco)