«¿Por qué es importante reflexionar bien antes de actuar? Porque actuar significa desencadenar unas fuerzas, y una vez estas fuerzas se han desencadenado, no se detendrán en el camino, llegarán hasta el final. Os encontráis en la montaña y tenéis encima de vosotros una enorme roca a punto de despeñarse por la pendiente: depende de vosotros dejarla tranquila, o precipitar su caída. Si la empujáis, después será imposible pararla: os aplastará a vosotros y a muchos otros que estén a vuestro lado. Y si abrís las compuertas de una esclusa ¡tratad luego de detener el agua!
Siempre sois dueños de actuar o no, pero en el momento en que decidís actuar, las fuerzas liberadas os escapan. Cuando unos agitadores desatan un motín, muy rápidamente pierden el control. Por esto se dice: «Quien siembra vientos recoge tempestades», y esa tempestad puede arrastrar incluso a quien la ha provocado. Antes de decir una palabra, de lanzar una mirada, de escribir una carta, de dar la señal de ataque en una guerra, tenemos todos los poderes; pero después se acabó, ya no somos más que un espectador de los poderes que se han puesto en movimiento, y a menudo incluso sus víctimas.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). “Pensamientos cotidianos”, Editorial Prosveta. Imagen: Río Carrión a su paso por Palencia, 20 octubre 2016 (cortesía de Marga Lamoca)