«No buscáis suficientemente todas las ocasiones que os son dadas para uniros al mundo espiritual con el fin de calmaros y de reencontrar vuestro equilibrio interior. Y sin embargo, sabéis perfectamente que la agitación de la vida cotidiana termina destrozando vuestro sistema nervioso. No estáis hechos, ningún ser humano lo está, para vivir con esta tensión permanente que devora todas las energías. Correr desde la mañana hasta la noche, ser acosado por todas partes, no es normal, y nos agotamos físicamente pero también psíquicamente.
Así pues, varias veces durante el día, deteneos algunos instantes, concentraos hasta que sintáis crear en vosotros y en vuestro alrededor una atmósfera de armonía y de amor. Repitiendo a menudo este ejercicio, lograréis alcanzar vuestro Yo superior que proyectará rayos beneficiosos sobre todas vuestras células. De este modo restableceréis el equilibrio y podréis reemprender de nuevo vuestras tareas y obligaciones.»
Omraam Mikhäel Aïvanhov, Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: cormorán en las lagunas de Rivas (Madrid), 13 noviembre 2017 (cortesía de David Caballero)