«Cuando meditamos y rezamos juntos, producimos ondas, y estas ondas se esparcen por el mundo entero y alcanzan a los hombres y a las mujeres que se abren a esta idea de fraternidad para la que nosotros trabajamos. Gracias a las ondas poderosas y armoniosas que emitimos, enviamos mensajes que son captados por los seres receptivos y preparados. Y a menudo, sin ni siquiera saber de dónde les viene ese impulso, deciden trabajar ellos también para la paz y la fraternidad en el mundo, para la difusión de la luz, para la gloria de Dios.

Dondequiera que estén, quienes quiera que sean, aunque no nos conozcan, todos esos seres están unidos a nosotros y reciben nuestros mensajes. Está en los proyectos del Cielo que todos los hijos de Dios se unan un día para la realización de Su Reino en la tierra.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Central Park, Nueva York, 3 de noviembre de 2018