«Yo quiero ayudaros, quiero veros felices, por eso me reitero tan a menudo sobre esta cuestión fundamental: los alimentos del alma y del espíritu. Mientras no hayáis aprendido cómo alimentar vuestra alma y vuestro espíritu, siempre sentiréis una insatisfacción, una carencia, un vacío.

No debemos considerar la ciencia espiritual como consideramos a las demás ciencias. Estudiamos gramática, matemáticas, física, química, biología, etc., y una vez que asimilamos bien las diferentes nociones presentadas en los manuales, no tenemos necesidad de repetirlas siempre. Tomemos la gramática: desde el momento que habéis aprendido bien la conjugación de los verbos, la concordancia de los adjetivos, etc., no tenéis ya necesidad de repetir la lección. Pero en lo que concierne a la vida espiritual, no por ser capaces de repetir lo que habéis leído significa que lo habéis comprendido verdaderamente. La vida espiritual, por el contrario, está basada en la repetición. Cada día hay que repetir y profundizar las mismas verdades hasta convertirlas en carne y hueso en vosotros.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago: entre Samos y Sarria (Lugo), 21 octubre 2018