«Unos ejercicios muy sencillos de concentración, de autodominio, podrían, aunque sólo se hicieran durante algunos minutos, aportar grandes beneficios a muchas personas. Pero parece que no tienen tiempo para ello. Pues bien, ya que no tienen tiempo para vivir en paz, en armonía y en la luz, siempre lo tendrán para hacerlo en las preocupaciones, el desorden y la oscuridad.
Si hay algo que sucede de forma certera en la vida, es ser desgraciado, sentirse triste, desanimado, y lo que es menos seguro es ser feliz, sentirse fuerte y sereno. ¿Por qué? Debido a esta fórmula que todos pregonan: «¡No tengo tiempo!» He aquí una manera cómoda de justificar su pereza y su inercia. No hay tiempo para estudiar, para rezar, para hacer ejercicios. ¿Y qué es lo que ocupa a estas personas que no tienen tiempo? A menudo, nada más que nimiedades. Decir que no tenéis tiempo quizás os justifique ante ciegos e ignorantes, pero jamás ante el Cielo.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago portugués, Cruz de Santiguiño, Padrón, 27 junio 2018