«La facultad que tenéis de alegraros por todo lo bueno que les sucede a los demás, es un indicador de vuestra evolución. Porque generalmente, hay que reconocerlo, es difícil alegrarse de los éxitos y la felicidad de los demás, y con mayor motivo si triunfan allí donde nosotros mismos fracasamos. En cambio, cuando se les ve desdichados, entonces se despiertan los buenos sentimientos, la piedad, la compasión, la necesidad de consolarles, de ayudarles. Pues sí, frente a los accidentes y las enfermedades graves, cuando los demás no pueden ya hacerles sombra, los humanos se vuelven naturalmente más comprensivos, más benévolos, sin ni siquiera esforzarse.
Son pues vuestras reacciones ante el éxito y la felicidad de los demás lo que debéis estudiar. El día en que sinceramente sepáis alegraros, será la prueba de que habréis logrado desprenderos de los planos astral y mental – los sentimientos y los pensamientos egocéntricos – para elevaros a los planos causal y búdico donde reinan la sabiduría y el amor, los únicos capaces de daros las verdaderas alegrías.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Amanecer desde Badalona, 17 octubre 2016 (cortesía de Carmen Torres)