«Seguro que habéis tenido esta experiencia: al final de un día os sentís atormentados, agobiados; después, os dormís y al día siguiente, al despertaros, os sentís completamente regenerados. ¿Qué ha sucedido? Al dormir, habéis conseguido escapar, sencillamente, habéis entrado en otro mundo donde los «enemigos» que os perseguían no os han podido alcanzar.
Ese desplazamiento se hace automáticamente por la noche, durante el sueño; pero nada os impide hacerlo conscientemente en estado de vigilia. Las penas, los tormentos, las tristezas que sentís son entidades que os persiguen, y la única forma de escapar de ellas es cambiar de plano. Si el trastorno se encuentra en el corazón, transponeros al intelecto; si se manifiesta en el intelecto, huid al corazón o al alma. Si os ha atrapado también en el alma, refugiaos en el espíritu. Cuando hayáis alcanzado la región del espíritu, ya nada ni nadie puede atormentaros.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino a Finisterre: entre Negreira y Olveiroa, 29 junio 2018