«¿No encontráis vuestro lugar en la sociedad?… ¿No encontráis condiciones favorables para actuar e imponeros con vuestras capacidades?… Ésta no es una razón para que os sintáis inferiores o inútiles. En realidad, podéis ser de un valor extraordinario, único, participando en el trabajo para la venida del Reino de Dios y su Justicia en la tierra. Cuando, en cada pensamiento, en cada sentimiento, en cada acción, pongáis la idea del Reino de Dios, sentiréis que se desarrolla en vosotros algo que os proporciona vuestro verdadero lugar, que nadie ni nada podrá quitaros.

¡Y qué más da si otros ocupan el primer plano! De todos modos un día se verán obligados a abandonarlo. Y durante este tiempo, vosotros que, alejados de las miradas ajenas, trabajáis para el Reino de Dios, sentiréis crecer en vuestra alma algo que ninguna consideración, ninguna gloria humana podrán eclipsar ni siquiera igualar. «»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino a Finisterre: Negreira, 28 junio 2018