«Toda el ansia de conocimiento intelectual, mediante un proceso alquímico tal vez, se transformaba en una actitud de profunda simpatía y amor por el prójimo y el entorno, probablemente debido a que, sin apenas ser consciente de ello, presentía a Dios en todas las cosas, en sí mismo, y de ahí nacía, como acaba ocurriendo en muchos místicos, un sentimiento panteísta y unitario”.

“Varanasi junto al río”, Fernando Díez, p. 55, Mandala Ediciones (1998). Imagen: hombre en Kolkata, febrero 2012 (cortesía de Olga María Diego Thomas)