«Asistís, por la mañana a la salida de sol: una esfera luminosa emerge lentamente de la oscuridad y su resplandor acaba llenando todo el espacio. Sumergíos en esta luz como en un océano que vibra, que palpita… Imaginaos que nadáis en ella, que os fundís con ella, que la respiráis, que la bebéis. Dejaos absorber por esta claridad, hasta sentir que todas vuestras preocupaciones, que todas vuestras dudas y vuestras oscuridades se disuelven en ella.
Cuando hayáis aprendido a fusionaros con la luz solar, ésta os acompañará por todas partes. Impregnará todas las células de vuestro cuerpo que empezarán a vibrar al unísono con el espíritu del sol. Y no sólo recibiréis energías de este depósito cósmico inagotable, sino que os será dado el verdadero saber, un saber que os mantendrá siempre vivos.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Casa de Campo (Madrid), 24 octubre 2021