«La inquietud por el día de mañana, el sentimiento de ser desfavorecido, la desconfianza hacia los demás, etc., debéis liberaros de estos hábitos mentales tan nocivos para vuestro desarrollo interior, porque minan todas vuestras energías. Abríos a todo lo que es vasto, generoso, luminoso, exponeos a los rayos benéficos del sol espiritual. Cuando hayáis aprendido a dejaros penetrar por su luz, por su calor, sentiréis que os convertís en un formidable foco de energías. De momento, solamente os ocupáis en protegeros, y es así como siempre colocáis pantallas entre vosotros y el sol. Pero no, ¡no tengáis miedo!
No se os pide que abandonéis todo lo que hasta ahora os ha ayudado a protegeros para volveros a encontrar desnudos y en el vacío, no, sino sustituir poco a poco toda clase de cosas antiguas por otras nuevas, mejores: sustituir una actividad por otra más benéfica, un pensamiento por otro más elevado, un amor por otro más vasto…»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: costa de Cantabria, 27 de agosto de 2017 (cortesía de Miriam Tey)