«Hacer el bien, es ser capaz de dar frutos. Todos hemos venido a la tierra para dar frutos, es decir, pensamientos, sentimientos y actos hermosos, nobles, grandes. Por eso siempre hay que vigilar en qué estado interior nos encontramos con los demás.

Si visitáis a alguien sin preocuparos de los efectos que produciréis sobre él por vuestros gestos, vuestra mirada y vuestras palabras, le produciréis una indigestión o le intoxicaréis. Actuar de ese modo prueba que no habéis comprendido la ciencia del bien. Y no os sorprendáis después si vuestra vida es solitaria y triste… ¿Por qué no habéis aprendido a dar frutos? Cuando damos, nunca estamos solos. Dad pues un fruto, es decir, un trabajo, un sacrificio, un pensamiento, una buena mirada, una sonrisa…»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: vista del Monte Turbón, Huesca,, 12 septiembre 2022. cortesía de Carlos Bravo Suárez