«Esforzaos en aficionaros al trabajo con la luz, no sólo con la luz del sol, sino también con esta luz invisible que impregna toda la creación; porque sólo la luz es capaz de restablecer el orden en vosotros, hacer vibrar en armonía todas vuestras células, restablecer vuestra salud. En el plano físico, así como en el plano psíquico, es ella la que posee los mayores poderes. Evidentemente, quizás no sea el método más rápido, pero sus efectos son definitivos.
Pensad en la luz más que en cualquier otra cosa en la vida, porque con sus vibraciones de una sutileza extrema nos acerca al mundo del espíritu. Cada día, durante al menos algunos minutos, pensad sólo en la luz y en nada más. Será como un haz de partículas puras que os atraviese; y este haz se volverá tan poderoso que alcanzará a todas las criaturas de la tierra para despertar su naturaleza divina.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino del Salvador, entre Poladura de la Tercia y Pajares 18 septiembre de 2019 (cortesía de Joseph Farrugia)