«Para que el gozo no os abandone, esforzaos por elevaros lo más a menudo posible hasta las regiones del alma y del espíritu. Sólo el alma y el espíritu tienen el poder de haceros vivir en el espacio infinito y en la eternidad. Entonces, aunque os sacuda alguna desgracia, aunque sufráis, seguiréis sintiendo el gozo.
El sufrimiento y el gozo… Diréis que no es posible vivir a la vez dos estados tan contradictorios. Sí, es posible. ¿Por qué? Porque estamos hechos de dos naturalezas: una naturaleza puramente humana, que es débil, vulnerable, y que siente siempre de forma dolorosa la menor contrariedad, el menor obstáculo, la menor pérdida; y otra naturaleza superior a la que ningún mal puede alcanzar, porque vive en una eterna luz, en una eterna felicidad. Si aprendéis a observar todo lo que os sucede desde el punto de vista de vuestra naturaleza superior, acabaréis descubriendo incluso que la tristeza y la pena, son una especie de limo fértil con el que pueden alimentarse para desarrollarse los árboles y las flores de vuestro jardín interior.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. Editorial Prosveta. Imagen: bosque de sequoias en Armenteira, Galicia, 20 julio 2017 (cortesía de Marga Lamoca)