«¿Por qué siempre tenéis prisa? Esta mala costumbre perjudica mucho el desarrollo de vuestras facultades psíquicas y espirituales. La rapidez, el dinamismo, son buenas cualidades para triunfar en el plano físico, sin duda. Pero es preciso saber detenerse de vez en cuando para introducir en vosotros un ritmo más lento, más apacible, más mesurado, que permita a otras fuerzas hacer su trabajo de organización y de armonización. Si siempre vais con prisas, si estáis siempre ocupados, acabaréis por no encontraros, no sabréis siquiera dónde estáis, ni quiénes sois.
Acostumbraos a tomar, de vez en cuando, un momento de reposo. Decíos que, por lo menos durante unos minutos, podéis estar, por fin, a solas con el sol, con la naturaleza, con los seres luminosos, con vosotros mismos, con la eternidad… Nuevas fuerzas se despertarán en vosotros, y sentiréis que os habéis reencontrado.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago portugués, Tui visto desde Valença, 22 junio 2018