“Aunque los humanos se vean todos los días, sólo tienen una visión superficial los unos de los otros. Se detienen en su apariencia, y la apariencia a menudo no es muy buena. Olvidan que más allá de esta apariencia también hay un alma, un espíritu, y aunque este alma y este espíritu se manifiesten raramente, están ahí, siempre tienen la posibilidad de aparecer y expresarse. Aún hay que insistir: tener sobre los humanos una visión tan superficial no da muestras de inteligencia.

Un sabio, que sabe que los hombres y las mujeres son hijos e hijas de Dios, se detiene en este pensamiento y aborda a todos los seres con este pensamiento. Está haciendo con ello un trabajo creador, porque así desarrolla el aspecto divino en todos los seres con los que se encuentra, y se siente feliz. Creedme, el mejor modo de obrar con los demás, es descubrir sus cualidades, sus virtudes, sus riquezas espirituales y concentrarse en ellas.»

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86),  “Pensamientos cotidianos”, Editorial Prosveta. Imagen: la playa de Hendaya, Francia, 12 de septiembre de 2016