«Desembarazaos de esta deplorable costumbre de tomar, de tomar siempre… Debéis tratar de pensar en dar. Por lo menos, procurad mirar a los demás con amor, intentad sonreírles, dirigirles algunas partículas benéficas de vuestro corazón. Entonces os sentiréis ricos y felices. Los humanos siempre tienen miedo de perder algo, de empobrecerse, y no comprenden que, precisamente con esta actitud cerrada, se empobrecen. Para enriquecerse hay que dar. Sí, al tomar nos empobrecemos, y al dar nos enriquecemos, porque desencadenamos dentro de nosotros unas fuerzas desconocidas que dormitaban, que estaban estancadas en alguna parte en las profundidades. En el momento en que las proyectamos, empiezan a brotar, a circular, y entonces nos sentimos tan enriquecidos que nos quedamos asombrados y decimos: «Pero, ¿cómo es eso? He dado, he dado, y soy más rico» Sí, éste es el misterio del amor.»

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86),  “Pensamientos cotidianos”, Editorial Prosveta. Imagen:  vista desde el Pic du Midi, Francia, 8 agosto 2016 (cortesía de Jorge Tamames)