«Os surge una dificultad, y de repente tenéis la impresión de que os impide ver el horizonte. Pero tomad esa dificultad y comparadla con todo lo que poseéis: revisad cuáles son vuestros dones y vuestras cualidades… después pensad en vuestros padres, en vuestros amigos… y después en todas las posibilidades que el Cielo os da cada día: ante todas esas riquezas, ¡la dificultad no podrá resistir! Tratad de poner así vuestras penas y vuestras tristezas frente a vuestros tesoros, comparadlos y veréis que pronto no quedará ni rastro.
Y haced lo mismo con las entidades maléficas del mundo invisible que experimentan un placer maligno turbando a los humanos, inspirándoles la duda, la angustia, el desánimo. Cuando sintáis que se acercan, decidles: «Venid para acá, voy a mostraros algo», y les ponéis ante todas vuestras riquezas de hijos de Dios, de hijas de Dios, las de ayer, las de hoy, y las que todavía os esperan en el futuro. Al principio, claro, estas entidades se obstinarán, pero muy pronto comprenderán que pierden el tiempo y os dejarán tranquilos.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago portugués, entre Rubiaes y Tui, 22 junio 2018