«El hortelano no se sorprende cuando no ve salir hortalizas que no ha sembrado. Se dice simplemente: «Es normal, amigo. Como no tuviste tiempo de sembrar zanahorias, no tienes zanahorias. Pero puedes tener lechugas, perejil y cebollas ya que las sembraste.»
Cuando se trata de frutas y verduras, los humanos razonan correctamente. Pero cuando se trata del terreno moral, psíquico, no saben absolutamente nada: creen que recogerán felicidad, alegría y paz, habiendo sembrado violencia, crueldad y maldad. Como nunca han visto la analogía que existe entre las leyes de la naturaleza y las leyes morales, se sorprenden y se rebelan contra los fracasos o las pérdidas que les suceden, y atacan a aquellos que a su juicio son responsables. Entonces, a partir de ahora, que aprendan a vigilarse con el fin de no expandir con sus palabras, sus sentimientos y sus pensamientos, más que semillas de sabiduría y de amor. Y tendrán una cosecha magnífica: un futuro de luz y de felicidad.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago portugués, entre Tui y Redondela, 23 junio 2018