El Mundo Sutil, el otro mundo, está aquí y ahora.
No es posible encontrarlo en la urgencia del día, en las conversaciones vanas, en los programas de televisión que nada añaden, en los vociferantes medios de comunicación.
No es posible encontrarlo en la rutina diaria y mecánica.
Para sentirlo, para vivirlo, hay que buscar los momentos de comunión.
Para ello podemos reservar durante el día instantes para reengancharnos a la dinamo interior.
La meditación a primera hora con la mente incondicionada, la revisión al final del día, son elementos adecuados.
También la técnica del “control de tráfico” mental, haciendo una pausa de un minuto cada hora, en la que todo nuestro ser y nuestras células se alinean durante un minuto para pensar en el Mundo Sutil.
Poco a poco ese mundo irá, cada vez más, siendo nuestro mundo, y caminaremos por la tierra con calma, con propósito, y también con agradecimiento.
Luego de nuestras labores diarias, reunámonos para hablar del corazón. Ello nos llevará hacia el Mundo Sutil, más allá de los dominios de la Tierra y así nos acercaremos más a la esfera del Fuego.
“Corazón”, Prólogo, Signos de Agni Yoga, 1932. Foto: caminantes en las montañas de Bhutan, 13 mayo 2010