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Por ellas y su latido que en el vientre bombeó esperanza. Por ellas, por sus labios que al alba nos dieron ternura, por sus pechos que nos dieron vida, por sus sudores que nos dieron pan… Por ellas, por sus sonrisas que hoy nos siguen dando alas, por sus guiños que siguen sosteniendo eternidad…

Por las que son aquí, por las que nunca han partido, por las que están llegando… Por ellas y sus derechos incontestables allí donde aún son pisoteados. Por ellas y las veces que nosotros no fuimos esperanza, ni ternura, ni promesa, ni alas, ni vida… A ellas siempre, siempre gracias.

8 de marzo. Día mundial de la mujer trabajadora