En cierto modo, la muerte no existe: está contenida en la vida, sólo es un cambio del plano y de vestidos, con el fin de que nosotros progresemos en la comprensión de la vida.

Cada vez que un comediante debe interpretar un nuevo papel, cambia de traje, así como de pareja, y este nuevo papel le enseña algo más sobre sí mismo y sobre los demás. Pues bien, nosotros tampoco podemos eternizarnos en un papel y, después de un cierto tiempo, debemos dejar la escena del mundo. A esta salida de escena se la llama la muerte, pero en realidad sólo existe la vida ininterrumpida. El comediante continúa viviendo tras el espectáculo… Es necesario habituarse a ver la existencia como una continuidad. Los humanos tienen la mala costumbre de trazar por todas partes fronteras; fronteras entre lo espiritual y lo material, entre la vigilia y el sueño, entre la vida y la muerte… No, la existencia es una.

Omraam Mikhäel Aïvanhov, 1900-86, Pensamientos Cotidianos, Editorial Prosveta