En el intercambio con la vida, con todo lo que nos rodea, podemos estar en actitud de dar o de tomar.

Muchas veces nuestra actitud es sólo la de tomar, y ello nos confina a nuestro pequeño y limitado mundo.

Cuando en el intercambio entra la actitud de dar, podemos ser como una fuente. Nos convertimos en agentes vivificadores, portadores de una energía más sutil.

En el intercambio podemos mirar a los ojos de las personas y podemos enviar calor y amor con la mirada. Podemos cultivar, como tan bellamente expresa Aïvanhov, esa vida que brota. Podemos dar algo puro, luminoso y cálido, con el resultado además de  que dentro nuestro sentiremos un calor y un propósito nuevo.

En este intercambio, en este dar, está el principio de la magia blanca, está el principio de nuestra contribución a la regeneración del mundo.

Contamos con muchas ocasiones cada día para emitir esa luz, esa energía, ese dar.

Que nos convirtamos en magos para emitirla en todo momento, ese es nuestro deseo para la semana que comienza.

Dios ha dado la vida a todas las criaturas, pero a ellas les corresponde esforzarse para llegar a ser cada día más vivas. Llegar a ser más vivo significa dar su luz y su calor. ¡Es tan agradable encontrarnos con seres en los que se siente que todo está animado, iluminado!

Amamos un árbol porque tiene frutos, amamos una fuente porque de ella mana el agua, amamos las flores porque tienen colores y perfumes. De la misma manera amamos a las criaturas que se abren para dar algo puro, luminoso y cálido. Así pues, aprended a cultivar en vosotros esta vida que brota. Acostumbraros a sonreír, a mirar con amor, a arrancar de vuestro corazón algunas partículas para enviarlas a los demás. Seréis vosotros quienes os sentiréis más ricos, más felices.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. Su obra está publicada en España por la Asociación Prosveta Española- www.prosveta.es. Imagen: mujeres indias recibiendo una clase sobre salud, 18 septiembre 2008, Howrah, India