“Todos juntos vamos a sacar este país cada vez más adelante, con más libertad, más justicia  social, más derecho, más solidaridad…, más querernos todos un poco más…” Cada  vez  entra más luz por esa  ancha ventana  que mira  hacia America Latina; cada  vez  tenemos más  cosas que  aprender  del continente  hermano. Pese a las sorpresas en algunas cunetas, pese a ese caduco luto que reclama su insistente cuota de foco, el día a día viste allí  un verde esperanza. Mientras aquí los jóvenes de diferentes  aficiones  se mataban a palos, el nuevo presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, se  dirigía a la nación invitando a “quererse un poco  más”.  El  anterior mandatario, José Mújica,  también del  Frente Amplio,  ya  venía de dejarse la piel en el amor a la nación y  al mundo con ese  alarde de humildad y encomiable austeridad.


Están ya llegando. Son los nuevos dignatarios para el nuevo mundo de creciente solidaridad, compromiso y resplandor que estamos  construyendo.  Vienen  de sus  trincheras, sus montañas y sus luchas del pasado, pero ya bajaron al valle abierto. Sí, “querernos un poco más”, ahora que el viento le roba al haya todo su amarillo, ahora que el blanco asoma en la cima de las montañas, ahora que empieza a azotar el frío, a imponerse el invierno y buscamos por toda la casa cerillas para encender un fuego. “Querernos un poco más” para que los  hinchas de las  diferentes aficiones un día canten  y brinquen  juntos, para que los  dirigentes  políticos no  se lancen a la  yugular del otro a la primera  ocasión, para que los pueblos se ayuden y cooperen  desde el derecho inalienable a decidir cada cuál sobre su futuro.  “Querernos un poco más” para pensar y repensar como contribuir  al afán común, al progreso colectivo, al erario público; para que las noticias ya no sean un constante desfile de políticos que entran y salen del juzgado, tras haber sucumbido a la tentación del  fácil dinero…

Sí “querernos un poco más” porque muy  pronto alguien entonará un villancico y nos recordará que todos somos hermanos, no importa el carnet que tengamos en el bolsillo, la oración que susurren nuestros labios, la bandera que cuelgue en nuestros mástiles, la camiseta que vista nuestro equipo… Amarnos un poco más, porque ya no quedan palos  para  apalear a la  hinchada  contraria,  a la  afición de  cualquier  signo, porque ya nos  hemos odiado  y acuchillado lo que  debíamos, por que ya no quedan ni balas, ni proyectiles…, sobre todo porque ya no nos quedan ganas de seguirnos peleando; porque el destino humano estaba muy  por encima de lo que creímos en el pasado, infinitamente más por encima de esas cabezas abiertas en una temprana mañana de domingo a la vera de un ancho río.

De Uruguay vendría un presidente a recordárnoslo. “Querernos un poco más”,  porque  ya toca, porque ahora es el momento de comenzar a llamar a la puerta tachada, al equipo adversario, a la otra banda abominada; porque nos lo exigen las generaciones que llegan gateando, los seres queridos que ya están volando,  la porción paciente de humanidad que lleva tanto tiempo esperando. Se agotó  la proyección en el otro de nuestras impotencias y otras fobias ancestrales, el despertador que llama temprano a la batalla junto a nuestro Manzanares de turno, la sesión matutina de  carreras y sus golpes de mortal hierro.“Querernos un poco más”, resetearnos de tanto virus cargado de inquina y violencia, porque ahora arranca el otro partido, porque ya se impacienta también desde sus colmadas gradas la nueva, la inmensa afición de todos los colores que ya está marcando, que ya está triunfando.

Koldo Aldai, 2 diciembre 2014