De consiguiente, aquel cuyos sentidos están por completo desapegados de los objetos de sensación, aquél, en verdad, descansa en el sereno conocimiento de sí mismo. Lo que es noche para las multitudes, es día para el hombre disciplinado; cuando en vigilia están los demás seres, es noche para el sabio vidente.
Unicamente logrará paz aquél en cuyo corazón van a extinguirse todos los deseos, como mueren las aguas torrenciales en el impasible océano, siempre lleno, pero sin desbordarse jamás.
Quien extirpa todo deseo y vive libre de egoísmo, aflicción y vanidad, obtiene la suprema paz. Esto es lo eterno, oh Arjuna; aquel que lo logra nunca más se halla expuesto a turbaciones ni engaños, y al llegar la hora de su muerte física queda absorbido en la divinidad.
Bhagavad Gita, Sutra II: 68-71, Arkana Books, p. 61