«Un año termina y otro va a comenzar… Pero antes de pensar en el año que viene, deteneos un momento en el que se va y dirigíos a él, porque un año es un ser vivo, y podéis por tanto hablarle. En el momento de dejarle, pedidle que se acuerde de vosotros. Puesto que está vivo, no permanece inactivo, ha grabado no sólo vuestros actos, sino también vuestros deseos, vuestros sentimientos, vuestros pensamientos. El último día hace un informe a los Señores de los destinos y os conecta con el nuevo año: saludadle antes de que se vaya definitivamente.
En cuanto al nuevo año, podéis empezar a prepararlo conscientemente fijándoos una meta: perder un mal hábito, desarrollar una cualidad, realizar un proyecto para el bien de todos. Con este pensamiento, con este deseo, es como si pusierais una primera piedra, y entonces todos los espíritus benéficos de la naturaleza os aportarán su ayuda, para que podáis realizar vuestro proyecto. He ahí lo que deben ser hoy vuestras preocupaciones:recibir al año nuevo poniéndoos bajo la protección de la luz».
Omraam Mikhäel Aïvanhov, pensamientos cotidoanos, Editorial Prosveta