¡Agosto!, por antonomasia, mes de vacaciones. Para la mayoría de españoles, un paréntesis en su rutina de madrugones, embotellamientos, coles, trabajo, actividades extraescolares, tareas domésticas, prisas y estrés… para dar cabida a otra rutina, al parecer más placentera y relajada, despertador apagado, playa, deporte, amigos, cervecitas, noches al fresco…
No obstante suelo observar y también lo he experimentado, que, generalmente, se trata del mismo perro, con distinto collar. Y lo único que cambian son las actividades o lugar, que no la actitud personal, quedando fuera de la maleta o bolsa playera el ingrediente principal para que el período vacacional cumpla su sentido y propósito: disfrutar.
El disfrute es una actitud personal, por tanto, de libre elección y decisión. No viene incluido en el crucero, la excursión a la montaña, viajar a la otra punta del globo o el domingo playero.
Como digo, es cuestión de plantearse cada mañana, al amanecer del nuevo día, que este día será de disfrute y contento, haga lo que haga, vaya donde vaya y esté con quién esté, porque así lo decido y es lo que merece la pena. Por tanto, la queja y la crítica, quedan fuera y la conciencia y aceptación del momento presente, la pongo en “on”.
Hace tiempo me di cuenta que con independencia del mes, de las vacaciones, de lo que haga y tenga en ellas, hay algo que siempre irá conmigo, donde esté y donde vaya: ¡yo! Precisamente, lo que piense y sienta en cada momento es lo que verdaderamente marcará todos mis comportamientos, acciones y experiencias. Disfrutar o sufrir.
Así que si estás de vacaciones o a punto de vivirlas, te lanzo el reto: ¡disfrútalas a tope!, se un gran disfrutador para que todo lo que hagas y experimentes lo sientas con alegría, amor y paz.
¡Felices vacaciones!
Ana Novo, 12 agosto 2013
La Comadrona Espiritual ®
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