Creo que lo que está ocurriendo en estas acampadas es enriquecedor para todos.

Que la policía sea cómplice de los acampados, como sugieren algunos acampados, me parece más que oportuno. En los medios que están haciendo encuestas, la mayoría de los encuestados está de acuerdo con que la policía no haya intervenido ni intervenga para desalojar las acampadas pacíficas.

Creo que la suma de mucha gente anónima sin ningún protagonismo de nadie en concreto es lo que está trayendo éxito y reconocimiento a esta iniciativa. Esa diversidad y anonimato es la que le da fuerza, quizás porque las personas coinciden allí sin etiquetas ni apriorismos, sin “historia” a la que atacar o etiquetar.

Creo que el futuro ha de hacerse así, pequeñas y muchas unidades de gente consciente intentando hacer las cosas con una visión más elevada de la justicia y la solidaridad, y hacerlo sin etiquetas, sabiendo que el otro no es muy distinto a uno mismo. Ello en oposición a los grandes líderes del siglo XX que tanto han fomentado la división entre los unos y los otros. Ese modelo está caduco. Pienso que hace falta el liderazgo de muchos, y no el de unos pocos. Este movimiento surge también del hartazgo de ver a los políticos siempre insultándose y agrediéndose mientras los problemas no se resuelven.  Urge buscar otro modelo de debate y discusión, sin insultos. Debatir desde la educación y el equilibrio personal, imbuidos de la filosofía taoista de que lo suave vence a lo fuerte, la palabra a la violencia, la mano tendida a la espada…, buscando el noble camino de enmedio. Ese es el gran reto para todos.

En la fuerza grupal solidaria y enfocada hay una energía que no existe en el esquema del “líder absoluto o cuasi absoluto+seguidores” (que es el que hemos vivido hasta ahora). En la primera, la responsabilidad para que cada uno se lidere a sí mismo es mayor, y el contrato por ello más firme. Algún día llegaremos a la circunstancia de que cada uno de nosotros haga el contrato más honesto consigo mismo, un contrato de obligado cumplimiento por convencimiento propio. Ese día no hará falta que haya policías. Ese es un signo de los nuevos tiempos que creo se irán abriendo poco a poco, aunque falten todavía siglos para que madure plenamente. Para ello es necesario un mundo cada vez más amplio de librepensadores, que huirán de las etiquetas e intentarán evitar que otros quieran reducirles a etiquetas.

 

Los seres humanos tenemos grandes retos. Con frecuencia me viene a la cabeza esta frase de Oscar Wilde: “sed osados, y fuerzas poderosas vendrán en vuestra ayuda”. Mas esta osadía a la que nos convocan es un tanto especial: requiere estar limpio de corazón y pensar en la humanidad, por encima de uno mismo, esa es en realidad la gran gesta. Todos podemos aportar nuestra parte.

Joaquín Tamames, 21 mayo 2011