Querido Paco, Dios nos habla en los paisajes, en los cielos, en los rostros. El cambio no puede ser inmediato, pero muchas cosas están cambiando. La tarde puede cogernos en oración o en dispersión. Cuando es en oración nuestras células se armonizan con el aliento divino. No hay pérdida entonces. Nuestro trabajo callado parece insignificante, pero no es insignificante. Hay que seguir, cada dia sembrando un poco de amor. Abrazo fuerte.

Imagen: vista desde Viana, Navarra, 18 julio 2012