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Septiembre 2012, por Silvia Hidalgo, voluntaria en Calcuta

Han pasado ya varias semanas desde mi regreso de Calcuta y todavía recuerdo, como si fuera ayer, las miradas y sonrisas de los niños que cada día asisten al centro médico de Pilkhana, la alegría y vitalidad de las jóvenes de la residencia Anand Bhavan, el entusiasmo y dedicación de las mujeres artesanas, le presencia amable y cercana de todas las personas que trabajan allí, que colaboran para conseguir ese gran objetivo que es ayudar a otros con alegria y dedicación, pertenecientes a la gran familia de Seva Sangh Samithi, del programa Colores de Calcuta de la Fundación Ananta.

Ha sido toda una experiencia compartir y formar parte de su vida durante un tiempo, rodeada del resto de voluntarios, con los que se crean lazos muy cercanos, y fundirme en el trabajo y quehaceres diarios, fundamentalmente atendiendo y jugando con los niños, rodeada de unas personas excepcionales en lo humano y profesional, en un lugar donde es fácil abrir el corazón y permitir ese flujo de entrada y salida que tanto nos beneficia a todos.

Porque la realidad no es siempre a lo que estamos acostumbrados en nuestra sociedad, y a veces conviene rodearse de otras «realidades» diferentes que amplíen nuestro horizonte y nuestra visión global del mundo.

Porque con poco se puede hacer mucho si hay entusiasmo y motivación.

Gracias a la Fundación Ananta por haberme hecho sentir como en casa… y por contribuir con su grano de arena a hacer de este mundo…¡un mundo mejor!

Con cariño,

Silvia Hidalgo