El nacimiento de Jesús fue un acontecimiento histórico de importancia capital. Pero si hubiera bastado que Jesús naciera hace dos mil años, ¿por qué el Reino de Dios todavía no ha venido en la tierra? Las guerras, las miserias, las enfermedades, todo esto debería haber desaparecido…
El verdadero discípulo sabe que, durante Nochebuena, Cristo nace en el mundo en forma de luz, de calor y de vida, y prepara las condiciones adecuadas para que este Niño divino nazca también en él. Sí, porque podemos releer la historia del nacimiento de Jesús tantas veces como queramos y cantar «Ha nacido el niño Divino», pero mientras Cristo no nazca en nosotros, esto no sirve de nada. A cada uno de nosotros nos corresponde ahora tener este deseo de hacer que nazca Cristo en nuestra alma y llegar a ser como él, ¡para que la tierra sea habitada de Cristos! Esto es lo que pedía Jesús cuando decía: «Aquél que crea en mí hará las mismas obras que hago, e incluso las hará más grandes.» Pues bien, ¿dónde están esta clase de obras más grandes que las de Jesús? Mostrádmelas…
Para algunos, Cristo ya nació y para algunos pronto nacerá… Todo está en la preparación de las condiciones.
Omraam Mikhäel Aïvanhov, Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta