Propuesta de convergencia de nuestras meditaciones a las 21 horas del día 21 de junio
Poco a poco la luz va inundando nuestra vida, nuestras estancias, nuestros paseos… El 21 de junio se celebra en el hemisferio norte, la luz más prolongada del año. La Creación nos invita a recogernos y meditar sobre el magno acontecimiento. La Madre naturaleza, los diferentes Reino, así como las estrellas se disponen a celebrar una festividad, cargada de gran poder y magia. Los ángeles y devas de los diferentes elementos se suman a esta celebración de la luz. En las culturas más vinculadas a la tierra, a sus ciclos y cultivos es el momento de mayor importancia. Es la hora de dar gracias por el verano, las cosechas, las frutas y por disponer de más horas para el trabajo y para el noble esparcimiento, la contemplación, la meditación…
Dice el Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov a este respecto: “Desde el punto de vista astronómico, esta victoria de la luz sobre las tinieblas tiene lugar cada año el 21 de junio día del solsticio de verano. Durante estos días dónde la luz ha retomado el poder y dónde por lo tanto la noche, la oscuridad y las tinieblas retroceden, nos llegan del cosmos las mejores influencias: las potencias celestes y las fuerzas creadoras tienen las mayores posibilidades de manifestarse y de ayudarnos a resolver nuestras dificultades. Es pues el momento favorable para hacer un trabajo para que la luz gane una victoria sobre las tinieblas interiores.”
Del libro del mismo autor: “Del hombre a Dios – sefirots y jerarquías angélicas” extraemos igualmente este texto: “… El verano está puesto bajo la influencia de Uriel, y este nombre tiene un significado magnífico: ‘Dios es mi luz’. Durante el verano toda la naturaleza está en fuego, el aire mismo está abrasado, y el 24 de Junio, día de la fiesta de San Juan Bautista, cercana al solsticio de verano, existe la tradición de encender hogueras y de celebrar con cantos y danzas la victoria del calor y de la luz.
Uriel es el arcángel de Malkut, la esfera de la Tierra, y el fuego sobre el cual reina, no es solamente aquél que hace madurar las mieses y las frutos de los árboles, sino el fuego interior del planeta que mantiene toda una materia en fusión, en donde se elaboran los metales y los minerales, que algunos han asimilado al infierno.
En ciertas tradiciones, el verano es simbolizado por un dragón que escupe llamas. El dragón es, precisamente, este animal mítico que vive bajo la tierra, y que sólo sale a la superficie para quemar, devorar y destruir. Pero es, también, el guardián de todos los tesoros escondidos, de las piedras y los metales preciosos, de los frutos de la tierra; y para apoderarse de estos tesoros hay que ser capaces de afrontarle y de vencerle. Aún hoy, numerosas tradiciones, narradas en forma de cuentos, celebran al héroe audaz y puro que fue capaz de vencer al dragón para apoderarse de sus tesoros. He ahí unos relatos sobre los que el discípulo debe meditar, porque, aunque el verano libere las fuerzas subterráneas, no por ello el discípulo debe dejarse devorar por el dragón.
Desgraciadamente, como en verano la mayoría de la gente disfruta de sus vacaciones, vemos que esta estación se ha convertido, cada vez más, en una época de liberación de los instintos y, sobre todo, de pereza interior y de sensualidad. Diréis: ‘Pero es normal, porque es la naturaleza misma la que les invita a ello’ Sí, la naturaleza inferior. Y éste es el momento para que comprendáis la importancia de los cinco planos con los que está constituida cada séfira. Si os quedáis en el nivel inferior de Malkut, la Tierra, evidentemente, seréis devorados por los instintos. Pero si hacéis un trabajo interior con el fin de elevaros en esta séfira y entrar así en relación con las Almas glorificadas, los Ischim, con el arcángel Uriel y con el Señor Adonai Melek, no sólo venceréis al dragón, sino que os podréis apoderar de sus tesoros, es decir, de las nuevas posibilidades espirituales que os proporcionará este trabajo para dominar así las fuerzas oscuras que os invaden…”
Desde la iniciativa One Calendar avalada por diferentes escuelas espirituales, grupos y movimientos, proponemos unos minutos de meditación unificada, al ceder las actividades del día. Nuestras mentes unificadas se pueden centrar en hacer fluir las grandes corrientes de energías superiores que afluyen en esos momento a los humanos, la Tierra y sus Reinos.