Quiero agradeceros de todo corazón el esfuerzo en la organización del viaje, la coordinación perfecta y sobre todo vuestra cálida acogida. Durante estos dias en Calcuta me he sentido como una invitada de honor a la que habeis abierto las puertas de vuestra casa, una casa llena de amor, generosidad y alegria.

Sin duda hay un antes y un después de este viaje. Me quedo con el espíritu de unidad, de propósito, con la voluntad de ayuda desinteresada y con el sentimiento de pertenecer a una humanidad que va mas allá de nuestros límites cotidianos.

Marta Ciria