«Buscad el Reino de Dios y su Justicia», decía Jesús. Esta idea del Reino de Dios es una entidad que tiene sus raíces, su patria, en el mundo divino. Por eso, si la alimentamos dentro de nosotros, sentimos que penetramos en la región donde vive esta entidad, en donde respira y se desarrolla, y la conciencia que tenemos de trabajar para algo inmenso, sublime, nos llena de inspiración, de ánimo, de gozo.

La idea del Reino de Dios tiene ramificaciones, repercusiones en todas las regiones del universo, desde arriba hasta abajo de la creación. Porque todo está relacionado. Sólo podemos realizar algo verdaderamente grande en la tierra si empezamos por poner en movimiento una idea arriba, sabiendo que una idea no es una abstracción, sino una entidad viviente y activa. Así pues, ¡que todos aquéllos que han sido alcanzados por el Verbo divino, por los rayos del sol, se decidan a trabajar para la idea del Reino de Dios y su Justicia! Incluso si la realización de esta idea se haga esperar, incluso si no llega a producirse, la harán vivir, al menos, dentro de ellos.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86)