Queridos amigos de Ananta,
Ayer celebramos la última meditación en El Plantío.
El Plantío abrió en mayo de 2007. Hemos estado reunidos en meditación muchas veces. Abandonamos ese jardín con respeto y agradecimiento. A partir de ahora las meditaciones tendrán lugar, esperamos, unas manzanas más arriba, al lado de la estación de Cercanías de Majadahonda.
Gracias sentidas a todos los que han hecho de El Plantío un pequeño foco de luz. Gracias a Ana María y Raquel por traernos ayer la voz de los ángeles. Y a Constanza por su bella lectura del texto que incluimos más abajo, a propósito del plenilunio de Piscis, que será mañana jueves a las 10,41 horas. El texto concluye con el siempre inspirador Gayatri.
Hoy puede ser un bonito día de trabajo callado y oculto.
Con el afecto de siempre.
En este Festival de Luna Llena en Piscis completamos nuestra breve consideración de cada uno de los doce Festivales, iniciada con el Festival de Pascua en el signo de Aries.
El trabajo que podemos realizar mes a mes con la energía, bien que se trate de uno de los tres Festivales principales o de uno de los nueve Festivales menores, está basado en un tema de gran importancia para la humanidad. Es el tema del alma que reside dentro del hombre, del principio Crístico y de su gradual surgimiento y liberación a una plena expresión como influencia controladora en la vida cotidiana.
Para comprender esta posibilidad, es necesario entender la premisa oculta básica de que “incluso el mínimo átomo de sustancia contiene en sí aquello que puede responder a un estímulo espiritual”. Cuando a esta premisa le añadimos el hecho oculto, actualmente científicamente confirmado, de que todo es energía, entonces descubrimos que toda la vida humana en el plano físico consiste en una espiritualidad inherente y potencial, más ese factor “la energía” que puede estimular esa divinidad en nosotros de latencia a potencia. Las energías extra-planetarias disponibles en estos Festivales de luna llena, de origen cósmico y de aplicación universal, proporcionan la estimulación energética que necesita el alma en su lucha por la liberación y por el control dentro de la personalidad humana.
Piscis ha desempeñado un gran papel en este proceso evolutivo en el curso de los últimos 2000 años, porque es el signo, y por tanto la influencia energética, que ha gobernado este período de la historia. El bien conocido símbolo de Piscis es el de los dos peces enlazados por un hilo conector. Esto significa la unión que existe entre el alma y la personalidad de un individuo. Durante largas eras el alma es la prisionera de la personalidad. Eventualmente, bajo el constante impacto de la energía espiritual y, como resultado de la experiencia en los valles del camino de vida centrado en la personalidad, se hace posible una inversión que, a medida que procede, permite al alma controlar la personalidad.
La orientación de la humanidad al mundo de los valores superiores ha sido el principal objetivo de la era de Piscis, que está finalizando ahora, y de la influencia del sexto rayo que está desapareciendo rápidamente. Aunque nunca ha habido un tiempo en el que ésta orientación no haya avanzado regularmente, conviene tener presente que durante los últimos dos mil años se ha presentado ante la humanidad un proceso de orientación mucho más elevado, raro y difícil y ello por la siguiente razón: el cuarto reino de la naturaleza ha sido definitivamente atraído en forma ascendente hacia el emergente quinto reino y esto ha hecho necesario, también, retirar la atención del esfuerzo humano de los tres mundos hacia la expresión en el mundo superior de la consciencia del alma. También ha requerido la reorientación de la atención instintiva y de la intelectual, que son los principales factores en el desarrollo de la percepción divina. Esta percepción puede ser instintiva, intelectual y, por lo tanto, humana y también espiritual. Pero las tres son igualmente divinas, lo cual es un punto que frecuentemente se olvida.
La redención de la materia y la elevación y expansión de la conciencia es el propósito subjetivo de la encarnación. El proceso redentor libera la vida interna a un estado de consciencia superior. Esto constituye, y ha constituido, la tarea de todos los salvadores mundiales. De ahí la aparición del Cristo como salvador mundial en los inicios de la era de Piscis hace 2.000 años. El estableció los principios sobre los que podría basarse el crecimiento y desarrollo necesarios durante este período.
La humanidad necesitaba construir el principio egoico del amor, la facultad de la devoción y la capacidad de servicio y de auto-sacrificio. Estos eran aspectos destacados de las enseñanzas del Cristo y de su propia forma de vida. Él ejemplificó lo que enseñaba, demostrando así la necesidad de que la teoría, o la teología, se convirtiese en una forma práctica de vida cotidiana.
La energía liberada a través de Piscis, a la que podemos acceder durante la meditación, estimula nuestra sensibilidad espiritual innata. En sus etapas iniciales, esta sensibilidad se encuentra con frecuencia polarizada psíquicamente, como una fuerza emocional intensamente egocéntrica. Esto produce cierta tendencia al fanatismo y a llevar los ideales o ideas necesarios a tales extremos que se transforman en una limitación y un obstáculo para el crecimiento, y a la liberación del alma. Hemos contemplado los efectos de esta tendencia en el fanatismo religioso, por ejemplo, que exalta al Instructor por encima de la enseñanza; o que aprueba el empleo de la fuerza militar y la tortura en nombre de la conversión religiosa.
En una vuelta más elevada de la espiral, la energía de Piscis genera la calidez del amor y de la compasión, necesarias para la salvación mundial y humana. Esta influencia transforma la vida en el reino humano. La tendencia al psiquismo se transforma en percepción e inspiración espiritual; la codicia en renuncia; el instinto de supervivencia en abnegado servicio mundial; la autocompasión en compasión, simpatía y comprensión divina; la devoción a las necesidades personales en una respuesta sensible a las necesidades de la humanidad; el apego al entorno y la situación personales en desapego de la forma y capacidad de identificarse con el alma.
Se trata de cualidades y valores que todavía tenemos que incorporar a nuestra forma de vida, a medida que dejamos atrás la era de Piscis y nos adentramos en Acuario, la era del servidor mundial y de la hermandad universal. Todo cuánto es mejor y más refinado, de cada era de la historia humana y de cada etapa a lo largo del camino evolutivo, se convierte en la base de un nuevo crecimiento. Nunca se pierde o se descarta algo de valor. El impacto regular de la fuerza de Piscis ha sido lo que por fin ha conducido a la humanidad, el Discípulo Mundial, a las puertas mismas de la iniciación. Durante más de 2.000 años la influencia de Piscis ha afectado a la humanidad; ha producido la demanda de un reajuste mundial; ha desarrollado el espíritu internacional y ha conducido a la formación de grupos en cada departamento de la vida humana, colocando así los cimientos para la futura síntesis en Acuario.
Piscis introduce dos tipos dominantes de energía, la energía del primer rayo de voluntad o poder y la energía del segundo rayo de amor y sabiduría. Así, el Propósito y el Plan se han entretejido en la consciencia de la raza humana para que ésta los interprete y revele a través del despertar de su propio corazón y mente. La fusión de corazón y mente crea un salvador mundial, o un servidor mundial. Y se dice que la fusión de corazón y mente, en un ser humano y en la vida planetaria, es esencial para el proceso evolutivo en este sistema solar.
La salvación de la humanidad, y el servicio al Plan, son los abnegados objetivos del discípulo influenciado por Piscis. Esta influencia ha construido su potencia adecuada y sólidamente en la consciencia humana durante los últimos 2.000 años. Así, el discípulo actual puede verdaderamente decir: «Abandono el hogar de mi padre y, retornando, salvo». Esta es la nota clave del discípulo en Piscis que debería constituir el pensamiento simiente para la meditación en este Festival.
Al completarse el círculo del zodíaco y el trabajo de los doce Festivales, saludemos a la fuerza cósmica de toda vida y energía y afirmemos nuestra responsabilidad dentro de ella mediante estas palabras de un antiguo Mántram, conocido como el Gayatri:
Oh Tu, sustentador del Universo,
De Quien todas las cosas proceden,
A Quien todas las cosas retornan,
Revélanos el rostro del verdadero Sol Espiritual,
Oculto por un disco de luz dorada,
Para que conozcamos la verdad,
Y cumplamos con todo nuestro deber,
Mientras nos encaminamos hacia Tus sagrados pies.