Imaginad ahora que hacéis un surco y que por él dejáis que fluya el agua. Este surco es la sabiduría que os indica la dirección correcta, el camino a seguir; y el agua, es el amor que os mantiene por este camino. Cada día que vivís con sabiduría y amor prepara el siguiente en el que avanzaréis más fácilmente. Hoy es la continuación de ayer, y mañana llegará a su vez, y después los meses, los años, toda la vida. Y una vida marca el camino para las futuras encarnaciones. Así, de vida en vida, realizaréis el programa de la más lenta de las agujas: alcanzar la perfección divina.

Omraam Mikhäel Aïvanhov: «Caminad mientras tengáis la luz», p49. Colección Izvor. Ediciones Prosveta{jcomments on}